Esta obra tiene una historia particular: de hecho, Miguel Bakunin nunca la escribió con ese título, sino que fueron Elíseo Reclus y Carlos Cafiero quienes, basándose en unos apuntes de Bakunin sobre el Imperio Knutogermanico, realizaron una recopilación tan equilibrada que curiosamente pasó a la historia como uno de los más conocidos ensayos de Miguel Bakunin.Bakunin nunca dejó de ser un ilustrado radical convencido de que los hombres y sus sociedades debían inventarse a sí mismos, y que para ello sólo era necesaria una dosis máxima de libertad. La cuestión religiosa obsesionó a los anarquistas. Por un lado, la ontología anarquista centrada en la autocreación del ser no podía aceptar la hipótesis divina, por otra parte, sociológica e históricamente, el rol de la iglesia cristiana en la ignorantización de la humanidad y el control de la autoridad eclesiástica sobre la conciencia eran datos políticos de peso.
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martes, 13 de mayo de 2008
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